Desde 2016, hemos logrado replicar nuestro proyecto en 8 penales femeniles, impactando a más de 5,000 mujeres privadas de la libertad en su proceso de reinserción social.
El 100% de las participantes manifiestan haber aprendido nuevas habilidades en nuestros talleres. Brindamos la posibilidad de que las mujeres privadas de su libertad apoyen a sus familias, siendo 142 personas beneficiarias indirectas, de las cuales el 80% son hijas e hijos de las internas.
Manifiesta que los programas las mantienen ocupadas y evitan que se metan en problemas
Utiliza parte de su ingreso para satisfacer necesidades básicas dentro de prisión.
Utiliza parte de su ingreso para apoyar a sus familias.
Desde que participan con La Cana, hay un incremento del 30% en su ingreso quincenal.
“Me han ayudado a hacerme más fuerte en todo. Te ayudan a darte cuenta de que eres auto suficiente. Si aprendí a tejer, puedo hacer todo lo que quiera.”
“Aprender algo nuevo. No sabía bordar. Y sé que en la calle es un trabajo bien pagado, para cuando salga tengo algo que hacer. Aprendí también a hacer los muñequitos.”
Reporta una sensación de mejora, ya sea relativo a su tranquilidad, mayor tolerancia o creatividad.
Menciona haber mejorado su relación con sus compañeras internas, se sienten más sociales, pacientes y tolerantes hacia las demás.
Reporta haber mejorado su relación con su familia/amigos con quienes se comunican o les visitan, pues consideran que han desarrollado habilidades para comunicarse mejor.
Se siente más motivada.
“Te ayuda a tener algo que hacer, me deslindo de todo aquí, me meto a mi burbuja de trabajo y eso me quita mucho estrés.”
“Estás más enfocada, te hace ver nuevas cualidades, te sientes con logros personales, ves que contribuyes y eres parte de algo. Le dan valor a tu trabajo y eso te da valor a ti.”
Se dedica exclusivamente a la producción para La Cana, el 33% restante refieren tener por lo menos una actividad productiva más, así como actividades escolares o relacionadas a mejorar su salud.
De las internas aumentaron sus ingresos a partir de que comenzaron a trabajar en La Cana.
Del total de su semana invierte cada interna a la producción de La Cana, que equivale a 7.4 de horas diarias; así como un promedio de 5.30 días a la semana.
“Es la primera vez que trabajo sola en algo. Siempre era con mi esposo, ahora he aprendido hacer esto sola. Me hace sentir que soy capaz de hacer y lograr cualquier trabajo que se me ponga en frente.”
De las internas que participan en La Cana, refieren recibir un apoyo económico del exterior de la prisión.
La frecuencia con la que reciben dichos apoyos en un 44% refiere semanalmente y en segundo lugar con 28% lo reciben quincenalmente.
Las principales personas que otorgan dicho apoyo son: 27% pareja, 19% madre y 11% amigos
“Yo soy diferente. Tú me hubieras visto cuándo yo ingresé a ese lugar… y me vieras ahora que salí, me dirías: “¿Qué te pasó?” La gente de afuera se sorprende de verme. Yo era chiquitita, así [hace ademán con sus manos] chiquitita. Te digo, ama de casa con un marido que… que te humillaba, te golpeaba y todo ese rollo y ahorita mujer independiente, súper segura. Mujer que quiere ser papá y mamá. Obvio no es fácil, porque tengo mis problemas, pero puedo.”
“Lo que pasa es que el primer y segundo año está contigo tu familia, pero después te dejan. Hasta cambian su celular y te evitan. Somos más ignoradas las mujeres que los hombres, por eso para nosotras es más importante el generar dinero.”