(Texto previamente publicado en Animal Político)
María bordó su historia luego de estar injustamente 7 años en la cárcel
La historia de María y la injusticia que padeció comenzó hace siete años, afuera de una carnicería en el Estado de México. Ese era el negocio de su esposo. Aquel día, en que les giró la vida, él tuvo un pleito con un sobrino, tomó uno de sus cuchillos y lo asesinó.
Luego, en lugar de enfrentar la responsabilidad por la muerte que dio con sus manos, escapó.
Dejó sola a María.
Cuando llegaron los policías, le pidieron ir a declarar. Si ella no fue la culpable, solo sería eso, dar su versión de lo que pasó.
El sistema de Justicia del Estado de México le dio 43 años de cárcel a un ama de casa común, por un homicidio que no cometió.
Sin tener muchos recursos económicos, le asignaron un abogado de oficio. Luego sí tuvo uno particular. Sin embargo, su caso no iba por buen camino. Después de un par de años, seguía en la cárcel de Barrientos.
Sólo comenzó a bordar su libertad cuando se encontró con gente de la organización La Cana. Ellos decidieron ayudarla. La abogada Raquel Aguirre se enfocó en desmenuzar el expediente, para encontrar la ruta adecuada.
En entrevista, Raquel contó que en el caso de María hubo una valoración indebida de pruebas, ya que el juez de primera instancia aceptó las declaraciones en su contra, hechas por familiares del hombre asesinado (ellos pensaron que al acusar a María y meterla en la cárcel, el esposo se iba a entregar por ella. Pero él nunca apareció).
En cambio, el juez no tomó en cuenta las declaraciones a favor de la inocencia de María, de testigos imparciales del crimen, que desmentían que ella le hubiera dado el cuchillo a su esposo, para que matara.
Entre ellos, el vecino de una miscelánea, una menor en la parada de autobús cercana, una clienta de la carnicería e incluso un empleado en el establecimiento.
Raquel continuó la batalla legal. María escuchó durante varios meses cómo le hablaban de un amparo, de una apelación. De salas de justicia. Instancias federales. Magistrados.
Ella y sus cuatro hijos no perdieron la esperanza. Y finalmente hubo buenas noticias.
Tras siete años de espera, llegó la audiencia en que se determinó que la probable responsabilidad de la sentenciada, de María, no estaba acreditada. Se revocó la sentencia injusta. Así que quedaría libre.
La Cana celebró la noticia publicando en redes sociales una foto de María sonriendo, sujetando un oso que ella aprendió a bordar.
Es una de las actividades que enseña esta organización, para que mujeres en cárceles como Barrientos, Santa Martha, Ecatepec y Neza Sur tengan un ingreso y caminen hacia una reinserción integral.
Para que puedan “sanar cierta parte de su pasado”, comentó Daniela Ancira, fundadora de La Cana, contenta por la libertad de María.
Porque como escribió en su cuenta de Twitter, desde la noche de este martes habrá una mujer inocente menos en prisión.
Sobre situaciones como la de María, la abogada Raquel Aguirre mencionó que las mujeres suelen ser más castigadas por el sistema de justicia, ya muchas veces no tienen recursos para tener una buena defensa, cuando las acusan de algún delito.
“Se debería destinar mucho más presupuesto para los defensores de oficio, por eso vemos tantas injusticias”, comentó.