La educación es un derecho de todas las personas, este derecho debe respetarse y cumplirse sin importar el contexto y circunstancias en las que se encuentre, entendiendo así, que el estar privado de la libertad no es un argumento permitido para que las personas en dicha posición no gocen de la oportunidad de educarse y reeducarse bajo condiciones sanas orientadas a favorecer una educación integral que les permita desarrollar habilidades para la vida.
En nuestro país la educación para muchos es cuestión de privilegio, privilegio con el cual desafortunadamente no se vieron favorecidas muchas de las mujeres con las que trabajamos, sumando a esto la educación penitenciaría se ve reducida por un enmarañada y confusa red de estereotipos y mitos que diariamente se generan en torno a las personas en situación de cárcel, la sociedad se encarga de destacar su poco valor como personas, esto da como resultado una educación que se apodera de los pensamientos de la persona privada de la libertad para convertirlos en simples objetos sin voz, objetos que tienen que ajustarse a un sistema en el que todos los días se les recuerda que deben pagar el delito y el daño a la sociedad, pero nunca se les enseña cómo, no se les enseña a reconceptualizar de una manera crítica sus actos, o como sacar provecho de la vida carcelaria para que las personas que viven ahí logren su propia liberación y creen conciencia de su vida próxima.
La mayoría de las mujeres con las que trabajamos han concluido apenas el nivel básico, por eso en La Cana buscamos que a través de todos nuestros programas las mujeres privadas de la libertad desarrollen habilidades como la responsabilidad, creatividad, trabajo en equipo, inteligencia emocional, comunicación, empoderamiento, asertividad, empatía, capacidad de escucha respeto a las normas, etc., y de esta forma promover la realización personal y un mejor desempeño social.
Trabajamos para lograrlo a través de la evaluación, la asistencia constante y controlada a los talleres de psicología y capacitación laboral, acercándoles actividades como yoga, lectura, pintura, poesía, buscamos que las mujeres trasciendan y aprendan a ver su situación como un área de oportunidad, una oportunidad para aprender, para crecer, para valorar y mejorar su calidad de vida. Buscamos enseñar y transmitir que se puede construir una vida lejos de la delincuencia.